Y es que era una noche extraña en Madrid. Mitad de Semana Santa, con mucho papel sin vender, frío y lluvia durante toda la jornada. Quizás por eso, José Mourinho quiso premiar a los valientes aficionados que se acercaron a un Santiago Bernabéu que sólo se desperezó para homenajear a Juanito, empequeñecido en ocasiones por los estruendosos cánticos de los chipriotas. Mitad titulares y mitad suplentes dispuso el técnico merengue, pero con los deseados Varane, Granero, y Sahin de inicio, más Ronaldo, Kaká e Higuaín.

Una declaración de intenciones para dibujar un digno espectáculo de unos cuartos de final de Champions League. Pero que sólo fue logrado en el tramo final del partido, cuando llegó la lluvia de goles. El APOEL volvió a exponer poco sobre el césped, cerrado atrás intentando evitar el bochorno, y quizás contagiara a un Madrid que durante gran parte del partido no supo transformar su infinita superioridad sobre el campo en flashes, aplausos y ovaciones. De ahí que resultara un partido tan tedioso como se podía imaginar en la previa, con la única excepción del último cuarto de hora.


Y eso pese a que el Real Madrid pronto marcaría su primer e irremediable gol. En el minuto veinticinco, después de tres claras ocasiones marradas, Ronaldo remachó a puerta vacía un centro de Marcelo que se venía paseando por el área pequeña. Entonces el gol 48 del luso en esta temporada, entonces el séptimo en esta Champions para encaramarse al tercer cajón del podio de máximos goleadores, y el que era el número 100 del trío Ronaldo-Higuaín-Benzema que servía para igualar al mítico tridente blaugrana Etoo-Henry-Messi, como la mejor marca de la historia del fútbol español.


El segundo tanto llegó con la firma de Kaká diez minutos después. El brasileño trazó una parábola perfecta desde la esquina del área hacia la escuadra del palo contrario que fue de lo poco que hizo que el Bernabéu se levantara en la primera mitad. El brasileño sigue sumando con la intención de ser importante en este Madrid.

Aunque lo tendrá difícil visto que Di María ya está listo. Y es que el Fideo tuvo media hora ante el APOEL y se le vio en plena forma, dando una asistencia y marcando un gol. Antes había salido Callejón por Marcelo, y casi a la vez, saldría Albiol por Granero para formar un inédito doble pivote Sahin-Albiol en una segunda parte aún más descafeinada que la primera. Hasta los últimos minutos, claro.


El APOEL tuvo su premio con un gol que era el 2-1 momentáneo. Manduca, que no estuvo en la ida por sanción, no desaprovechó un mano a mano con Casillas para sumar un gol que era histórico para el cuadro chipriota y que hizo levantarse a toda la hinchada visitante pese al 5-1 momentáneo en la eliminatoria. Y un gol que agitó a los jugadores madridistas, que conscientes del pobre espectáculo que estaban ofreciendo se vinieron arriba para firmar un último tramo de locos.


Primero marcaría Ronaldo de falta el 3-1 con un soberbio tomahawk desde la esquina del área que se colaría por la escuadra contraria. Poco después, Callejón, que reaparecía quince días después de lesionarse, marcó el cuarto de la noche tras una jugada personal. El ex UD Almería Esteban Solari aprovecharía el penalti tonto de Altintop para recortar distancias en el marcador y animar de nuevo a sus aficionados. Y lejos de quedarse ahí la cosa, Ángel Di María firmaría otro espectacular golazo de vaselina cuando el partido ya expiraba.


Todo para lavarle la cara a un soso partido que abre al Real Madrid las puertas de las semifinales de la Champions de par en par. Espera el Bayern. Y eso ya será otra historia.