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El Valencia se convierte en amigo para siempre

El equipo de Laudrup pierde 3-4 ante el Atlético de Madrid pero la derrota del Deportivo ante el Valencia mantienen a los rojillos en la máxima categoría - Agüero, autor de tres goles, dejó sin capacidad de reacción a un Mallorca mal dirigido desde el banquillo y sin capacidad de respuesta

Hace 13 años por nadal-mallorca
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Imagen subida por: Xavialonso

Había finalizado el partido con derrota del Mallorca por 3-4 ante un Atlético de Madrid que se movió por el Iberostar Estadio al ritmo que quiso Agüero, un jugador soberbio, autor de tres de los cuatro goles de su equipo. Los jugadores rojillos, tirados sobre el césped y rendidos por el esfuerzo sobrehumano que habían realizado. Sólo estaban pendientes de que llegara el milagro desde La Coruña. El Deportivo perdía 0-1 ante el Valencia, y un gol de los gallegos condenaba a los rojillos a Segunda. Los aficionados, quietos en sus asientos, llevaron a la confusión. Celebraban lo que parecía el final del encuentro en Riazor. Pero no había finalizado. Los jugadores del Mallorca pendientes de la radio hasta que... llegó el segundo gol del Valencia. Ahora sí, el Mallorca seguía en Primera, donde lo hará por decimoquinta temporada consecutiva.
Fue un partido de sufrimiento infinito. Lo que parecía imposible durante el transcurso de la temporada, en la que el equipo se ha movido en la zona cómoda de la clasificación, se produjo en el último partido. El Mallorca llegó a estar durante muchos minutos a un gol de bajar a Segunda, el que nunca llegó desde Riazor. Llegaron el del Getafe en Anoeta, el esperado del Zaragoza en el campo del Levante, y el del Osasuna ante el Villarreal. En Palma también hubo goles, pero en la primera parte los puso el Atlético de Madrid. El Mallorca estaba más cerca del precipicio que nunca. Una derrota por la mínima era muy peligroso, pero no tanto como por dos goles, la ventaja que adquirió el equipo de Quique en el minuto 19. Este segundo gol podía provocar una relajación de los rivales directos del Mallorca en la lucha por evitar el descenso. Sobre todo en Anoeta, donde la Real se salvaba incluso perdiendo, por no hablar del Getafe, que iba ganando.
Agüero, el héroe del partido, un jugador al que se le ha quedado pequeño el Atlético, enmudeció el estadio a los quince minutos de la segunda parte con su segundo gol. Se volvió a ir de Ramis y Nunes, en una noche nefasta de los centrales. Definitivamente, las miradas estaban puestas en Riazor, donde César, como De Gea en Palma, lo paraba todo.
Con todo perdido, el Mallorca se la jugó y arrasó con todo. Acortó distancias desde el punto de penalti en el minuto 61. Castro, que hacía pocos minutos que había entrado, chutó y el balón dio en las manos de Valera. De Guzmán, inmenso en la segunda parte, ponía el 1-3. Se empezó a creer en el milagro de la igualada diez minutos después cuando Webó batió de cabeza a De Gea. Quedaban algo más de quince minutos para el milagro, porque de otra manera no se hubiera podido considerar que el Mallorca igualara el partido. Pero Agüero, quién sino, acabó con cualquier aspiración rojilla al marcar el cuarto en una noche sublime del argentino. El Mallorca no se rindió y, con el tiempo cumplido, Webó acortó distancias. Ya no habría más goles. El equipo de Laudrup estaba definitivamente en manos del Deportivo, o del Valencia. Y la traca llegó con el partido ya acabado en Palma. Se desató la alegría, los llantos de unos jugadores que sufrieron un suplicio. Se cumplió la lógica y la historia, que dice que nunca ningún equipo ha descendido con 44 puntos. Hubiera sido del todo injusto porque, habiendo realizado una segunda vuelta lamentable, el equipo siempre se ha mantenido en la zona tranquila. Ciertamente, había tres equipos peores que el Mallorca.
A nadie se le escapa que el descenso a Segunda hubiera supuesto la práctica desaparición de un club inmerso en concurso de acreedores.
El Mallorca se ha ido metiendo poco a poco en el hoyo en una segunda vuelta para olvidar, sobre todo en el tramo final, donde ha perdido en campos donde tenía que sellar la permanencia. En Riazor, en Santander, en Málaga, y sobre todo en los campos de los descendidos Hércules ?donde se empató a duras penas? y frente al colista Almería, el peor equipo de la categoría, que a la media hora ya le había marcado tres goles a un Mallorca de vergüenza.
Por lo tanto, los rojillos se ganaron a pulso sufrir en la última jornada y verse con la soga al cuello. Pese a todo, lo tenía todo a favor. Le bastaba el empate ante un Atlético de Madrid que decían que llegaba primado hasta las cejas. No se sabe si fue el dinero o las ganas de eludir la séptima plaza que le evitaba disputar una previa a finales de julio, pero lo cierto es que los rojiblancos jugaron como si les fuera la vida en ello.
Al final, bien está lo que bien acaba, pero Serra Ferrer tendrá que realizar una profunda reflexión. Debe reforzar el equipo porque no siempre aparecerá un Valencia para sacarle las castañas del fuego.