Herrera presentado en San Mamés

El Athletic ya tiene al futbolista por el que tanto ha suspirado durante las últimas temporadas. Ander Herrera se puso ayer la camiseta rojiblanca y pisó el césped de San Mamés en calidad de león, estadio en el jugará al menos hasta el 30 de junio de 2016. «Vengo a un club muy grande», resumió su parecer durante el acto de presentación que tuvo lugar en 'La Catedral', acompañado por Fernando García Macua. Todo eran sonrisas y gestos de complicidad, apretones de manos y buenas palabras. El centrocampista derrochó modestia y humildad en su discurso, bien construido, hilvanado con sentido, centrado en alabar la grandeza de una entidad centenaria, respetuoso con un vestuario lleno de «amigos».
Herrera se despidió de Zaragoza por la mañana y ya por la tarde dijo hola a Bilbao, ciudad en la que nació hace 21 años y a la que regresa ahora para triunfar. «Vengo muy ilusionado e intentaré hacer del Athletic un club todavía más grande», manifestó el segundo fichaje más caro de la historia rojiblanca, sólo superado por Roberto Ríos. Ibaigane pagará un total de 8'5 millones de euros fijos al Zaragoza, además de otros 2'25 en función de los objetivos cumplidos. Es decir, el montante total de la operación podría ascender a casi 11 millones, cifra que no incomoda en absoluto al internacional sub'21.
Porque está acostumbrado a convivir con la exigencia más extrema, su compañera de viaje desde que su padre -Pedro Herrera- asumiera la dirección deportiva del conjunto maño. «Siempre he tenido presión y me ha resultado imposible deshacerme de ella. Aquí no va a ser diferente», constató con naturalidad. «Al revés, será una motivación extra», apuntó en alusión a la inversión millonaria efectuada desde Ibaigane. «Me siento un privilegiado y tengo muchas ganas de devolver el esfuerzo realizado por el club. No me voy a dejar ni un poquito de entrega e ilusión».
A lo largo de su comparecencia, que se prolongó durante un cuarto de hora, se mostró muy sereno, tranquilo y amable. En ningún momento dijo una palabra más alta que otra y tampoco prometió castillos en el aire; exclusivamente compromiso y ganas de hacerlo bien. «No vengo a cambiar el estilo», contestó cuando se le preguntó por su fútbol alegre y en constante contacto con la pelota. «Al Athletic no le faltan jugadores con calidad, así que trataré de aportar cosas y ayudar en lo que pueda. No soy más que nadie. Tengo carácter y asumo responsabilidades, pero quiero adaptarme lo antes posible y aprender».
Referencias del vestuario
El centrocampista reconoció que las «magníficas referencias» facilitadas por Javi Martínez, Iker Muniain y San José, entre otros, allanaron su camino hacia San Mamés. «Es una ilusión fichar por el Athletic y también cumplir el sueño de mi padre, que pasó por todas las categorías inferiores y no pudo jugar en el primer equipo». Eso sí, admitió que hacerse con la confianza de los parroquianos de 'La Catedral' será una tarea complicada. «Esta afición ha visto a jugadores muy buenos y no será fácil. Ganarme el cariño y el respeto de la afición será a largo plazo», comentó el medio.
El caso es que Herrera tenía otros pretendientes, caso del Sevilla y Villarreal, pero jamás albergó dudas acerca de su posible destino en caso de dejar el Zaragoza. «Con todos mis respetos -hacia los demás equipos interesados-, he venido a un club muy grande. No hay comparación», argumentó. Macua aclaró que su cláusula será de 36 millones durante los tres primeros años y, en los dos últimos, ascenderá a 40.
Herrera es consciente de que proyecta una imagen de futbolista creativo, capacitado para dar el último pase, pero para nada reniega de las tareas defensivas. «Es verdad que intento participar mucho con la pelota, tenerla el máximo tiempo posible, pero hoy en día el que no corre hacia atrás no juega». El medio posó para los fotógrafos y las cámaras con el 8 en la espalda, aunque lo dejó en una anécdota. «Es de Iturraspe y yo no vengo a quitar el número a nadie», subrayó el bilbaíno, encantado de jugar en Europa. «Es algo importantísimo para mí», admitió el internacional. Sólo le queda estrechar la mano de su próximo entrenador.