Perdió el Levante su primer partido

Por fin perdió el Levante

Hace 12 años por sevillista97
Estadio Salto del Caballo

Imagen subida por: tooleedooo

Osasuna tumbó al líder en un partido que demostró que el Reyno no será plaza fácil para nadie. Ni siquiera para un Levante que, tras siete victorias consecutivas, hincó la rodilla en Pamplona. Osasuna le derrotó con justicia, gracias un gol afortunado de Cejudo y a una pillería de Nino. Ni siquiera ante diez -tras la expulsión del centrocampista local- logró el Levante inquietar a Andrés Fernández. Al menos, murieron con estilo los valencianos, que acabaron con tres defensas y todo su arsenal ofensivo sobre el césped.

Osasuna ganó con justicia. Fue el equipo que más hizo por la victoria mientras hubo equilibrio en el marcador, y luego administró su renta con solvencia. El Levante, con todo, mostró hechuras de equipo ambicioso. En los primeros minutos, sus llegadas fueron las más venenosas, en especial las protagonizadas por Koné, su mejor argumento ofensivo. El marfileño estuvo a punto de hacer el 0-1, en una acción en la que se dio un buen costalazo con el palo. En la jugada inmediatamente posterior, Álvaro Cejudo exigía una buena parada de Munúa. El centrocampista reclamó, desde es momento, todo el protagonismo. Tras ser señalado por Mendilibar en el Coliseum -sustituido antes de la media hora-, tuvo reacción de futbolista orgulloso. Y de categoría. Desde la banda derecha, protagonizó toda suerte de acciones de peligro sobre la meta granota. Centros envenados buscando a Ibrahima, Nino o Raúl García, comodísimo en su posición de segundo delantero, o remates tras conducir hacia adentro, con la zurda. En una acción así, no especialmente peligrosa, llegó el 1-0. El golpeo no fue bueno, pero el balón rozó en Del Horno y burló la estirada de Munúa.

El premio pasó de justo a definitivo en apenas cuatro minutos, los que tardó en llegar el 2-0. Nino e Ibrahima pelearon un balón que prometía escasas posibilidades de éxito, pero la blandura de la zaga visitante lo dejó a los pies del menudo delantero almeriense, que acreditó su fama de ratonero. El Reyno se fue al descanso en éxtasis.