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Lorenzo, una fábrica de fe

Jorge estaba muy relajado, ni tenía preparada una celebración del título Felicitó a Marc Márquez tras ganar

Hace 11 años por lugonfer
Jorge Lorenzo campeón del mundo de moto gp 2012

Jorge Lorenzo campeón del mundo de moto gp 2012

En el silencio de los auriculares de Jorge Lorenzo, acomodado sobre la moto, comenzaron los acordes de Factory of faith (fábrica de fe). Red Hot Chili Peppers acude siempre a su cita en parrilla. Desde hace años. Esta vez, la letra le inspiró una determinación absoluta. No era un día cualquiera. Había que aferrarse más fuerte al manillar. A la derecha brillaba el naranja de la Honda. Había que partir de un modo trepidante. La mejor forma para templar los nervios y espantar los malos pensamientos. Sobre todo tras un warm up en el que afloraron los nervios.

El 28 de octubre no estaba marcado en la agenda de Lorenzo. Ni siquiera preparó su celebración en caso de proclamarse campeón. La víspera fue tranquila, sin alterar su rutina. Durmió nueve horas de una tumbada tras cenar en compañía de su círculo de amigos, su mánager, Albert, su preparador físico, Xavi, y Carlos, hombre de confianza. Antes de acostarse repasó algunas páginas del nuevo libro de Tyler Hamilton La carrera secreta y se despachó una breve ración de televisión para coger el sueño.

'A las nueve estábamos en pie', reconoció su mánager. El desayuno, frugal, con un poco de pavo cortado, pan y leche, fue el aperitivo para hacer la sesión de 20 minutos de calentamiento previo. 'Aunque llegamos un poco tarde al circuito, con el tráfico hemos entrado en el box a las 10.30', prosigue Albert, que en ningún momento cruzó con el balear una sola palabra durante el fin de semana refiriéndose al campeonato.

Jorge, para huir de la presión se sentó frente al televisor y contempló las dos carreras previas. Incluso hizo apuestas mientras comía con su representante y Ricky Cardús, amigo y piloto de Moto2, un plato de pasta blanca con aceite. 'Nos jugamos entre todos a ver en qué posición quedaba', indicó Albert, «como forma para evadirse y no pensar en la carrera». Luego, al concluir Moto2, Jorge, oculto tras unas gafas de sol oscuras y con un pañuelo anudado al cuello, se acercó hasta el corralito para felicitar a Márquez. 'Que alguien tan importante venga a verte y darte la enhorabuena es muy gratificante', admitió Marc. Ambos tenían como nexo de unión un mismo objetivo. Dos españoles por el mundo que ayer levantaron la bandera española en Australia, donde ni siquiera tenemos permiso de residencia o trabajo.

Luego Marc le pudo devolver la felicitación, poco antes de que Jorge se sumiera en una vorágine fotográfica, con un maillot de tirantes con un 1 dorado en el pecho. Era el momento de subir al podio de nuevo. Rodeado de todo el equipo Yamaha, volvió a gritar. Pero Phillip Island estaba ya vacío.

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