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Kevin Kampl nació en Solingen, una pequeña ciudad alemana situada a unos 20 kilómetros de Leverkusen, donde empezó a jugar al fútbol. Sin embargo, allí no tuvo la oportunidad de jugar en el primer equipo y decidió marcharse al Greuther Fürth, entonces en la 2.Bundesliga, donde esperaba tener mayor continuidad. En ese momento, verano de 2010, Kampl ya había ido convocado con la selección eslovena sub-21 (el país de sus padres) a pesar de tener tan solo 19 años. No obstante, una lesión de cierta gravedad provocó que solo pudiera disputar unos pocos partidos con el segundo equipo del Fürth y uno en Segunda. A los pocos meses de aterrizar en el equipo bávaro regresó a Leverkusen.
Allí estuvo hasta el verano de 2011, relegado en un segundo plano. Únicamente tuvo la fortuna de jugar unos minutos en la Europa League ante el Metalist Kharkiv en el que fue su debut con el club en el que se formó. Pero, a pesar de disputar su primer partido en competición europea, tuvo que marcharse a un equipo de la tercera división alemana para poder empezar a jugar de manera regular. Su destino, Osnabrück, a solo 160 kilómetros de su Sollingen natal.
Con un equipo recién descendido a la tercera categoría del fútbol teutón, los resultados no fueron los deseados. El Osnabrück no compitió para regresar a la 2.Bundesliga, pero Kampl dejó una buena impresión. Más de 3.000 minutos jugados significaban un rodaje y continuidad que jamás había tenido y, además, se consagró como una pieza importante de una selección eslovena sub-21 que se quedó muy cerca de entrar en la última ronda clasificatoria (play-off) del Europeo de Israel. Tardará Eslovenia en gozar de una generación similar en categorías inferiores.
Kampl, estrella de esa generación sub-21 pese a jugar en la tercera división alemana, tuvo que rendir realmente bien para que se fijara en él uno de los mejores equipos de su misma categoría, el VfR Aalen, que justo acababa de ascender por primera vez en la 2.Bundesliga tras pasar toda su historia en las profundidades del fútbol alemán. Según los datos de Transfermarkt, el Aalen pagó 250.000 euros por él. El traspaso se concretó cuando empezó el mercado de fichajes. A Kampl le dio tiempo de jugar cuatro partidos, marcar dos goles y dar dos asistencias para que el Red Bull Salzburgo, entonces vigente campeón de la liga austríaca pero eliminado de la Champions por el F91 Dudelange luxemburgués, invirtiera tres millones de euros por el internacional sub-21 esloveno nacido en Alemania. Apenas había jugado 5 o 6 partidos en una división superior a la tercera alemana.
Doce meses más tarde, Kampl ya era un fijo en los planes de la selección absoluta eslovena. En un año y medio ha pasado de ser un internacional sub-21 que acababa de fichar por un equipo de la segunda división alemana a ser el líder de una selección eslovena que compitió hasta el final por estar en la repesca del Mundial de Brasil. Kampl sigue creciendo, ya asentado como un futbolista desequilibrante que parte desde el carril central tanto en la selección como en Salzburgo, y Austria se le empieza a quedar pequeña. Ya ha anotado 10 goles en 27 partidos, que se suman a sus 16 asistencias entre Liga, Copa y competición europea. Sus cifras en 2013 son notabilísimas. Si sigue a este nivel, combinando una maravillosa conducción de balón con un portentoso disparo, su gran despliegue físico y una notable capacidad para asociarse en espacios reducidos, poco va a durar en Salzburgo. Además, es intenso en la presión y aparece en todas las parcelas del terreno de juego. De momento, tendrá la oportunidad de seguir mostrando su fútbol en la Europa League, donde el Red Bull Salzburgo, que sumó 18 puntos en la fase de grupos, sueña con llegar lejos. En gran parte gracias a este esloveno de peinado extravagante.
Pronto vendrán a buscarle. Cuanto más tarden, más caro será su traspaso.