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Imagen subida por: templario2009
Lewandowski acapara hoy todo el protagonismo en el deporte mundial. Su hazaña de perforar cuatro veces la portería del Real Madrid en semifinales de Champions ratifica su imparable progresión. Será muy difícil poder ver al polaco a corto plazo en la Liga española, pero hace cinco años, el Sporting de Gijón tuvo la oportunidad de incorporarlo a la plantilla que entonces dirigía Manolo Preciado.
Era junio de 2008 y el Sporting acababa de firmar su regreso a la máxima categoría después de una angosta travesía que duró una década por el infierno. Entonces, Robert Lewandowski tenía 19 años y destacaba en el Znicz Pruszkow de la Liga polaca. Su agente es Cezary Kucharski, un delantero nefasto que jugó media temporada en el Sporting en el curso 97-98, el año del descenso rojiblanco a Segunda. Coincidiendo con su retorno a la elite, Kucharski quiso restablecer su deuda moral con el equipo asturiano ofreciendo un delantero joven, con gol y proyección para una nueva etapa ilusionante.
La idea del agente era no forzar al Sporting a que tomara una decisión inmediata. Proponía, si fuera necesario, un período a prueba en Mareo, consciente de que en cuanto vieran sus condiciones, los técnicos se apresurarían en ficharlo. Pero no hubo manera. Kucharski no fue tenido en cuenta y le costaba hasta que le cogieran el teléfono en los despachos de Mareo. Emilio de Dios, director deportivo del equipo, miró para otro lado y desestimó la propuesta sin hacerle demasiado caso a Kucharski y a Lewandowski. El hoy secretario técnico del Racing de Santander dedicó sus esfuerzos a fichar al Tati Maldonado. Más tarde contrató a Carmelo para completar el ataque. A última hora, fichó por dos vídeos a Colin, un central holandés que le duró medio telediario a Preciado.