En Recife la lluvia no da tregua. El otoño pernambucano trae consigo intensas precipitaciones que llegan en forma de chaparrones tropicales convirtiendo la ciudad en un caos de tráfico. Recife queda anegada después de la descargas torrenciales, algo que sus habitantes viven con tranquilidad y paciencia.

Pero el asunto ha comenzado a provocar retrasos y problemas en las selecciones. Uruguay lleva tres días en la ciudad y aún no se ejercitado por falta de un campo de entrenamiento adecuado. Hasta tres ha descartado ya Tábarez por falta de condiciones, ya que el drenaje de los mismos no daba la talla y ponía en peligro el físico de sus jugadores. España no es ajena a ello. Los hombres de Vicente del Bosque se ejercitaron por primera vez en la tarde del miércoles en las instalaciones del Centro de Entrenamientos del Naútico, el único equipo de la ciudad que milita en la primera brasileña.

El problema es que las instalaciones se encuentran muy alejadas del hotel y el caos circulatorio provoca que el desplazamiento de la Roja ronde la hora y cuarenta minutos hasta el campo. Hoy repetirán sesión y hora, las 19:00, horario de salida laboral, lo que provoca atascos descomunales.

El Centro de Entrenamiento del Naútico no es el primer campo que han visitado los miembros del staff técnico de España. Antes de elegirlo habrían descartado un par de ellos. Otro problemas es el drenaje de los campos, que condiciona la circulación de la pelota en los partidos. Este mismo fin de semana, el Sport Recife disputó un un encuentro que terminó convertido en un partido de waterpolo. Los campos no son capaces de drenar la cantidad de agua que reciben y eso impide la circulación normal de la pelota. Además, en el Arena Pernambuco sólo se ha jugado un partido, y fue con clima benévolo.

En las ruedas de prensa los jugadores quitan hierro al asunto, pero la preocupación existe. Tanto como el malestar por las distancias que tendrá que recorrer la Roja en esta primera fase en la que del nordeste viajarán a Río (dos de horas de vuelo) para medirse a Tahití y posteriormente regresar al nordeste para medirse en Fortaleza a Nigeria.