La vuelta a los origenes resucita a Apoño.

La calidad que atesoran sus botas quizá exigía una categoría mayor que la Segunda B. Al menos eso piensan muchos de sus compañeros en El Palo, modesto club de bronce que pelea por mantener este curso la categoría. Tras una extraña aventura en Grecia, Antonio Galdeano 'Apoño' (Málaga, 1984) ha retornado a casa para volver a sentirse futbolista.

'Estoy muy contento por poder disfrutar de jugar en un equipo malagueño aunque sea en Segunda B. Lo paso bien cada día en los entrenamientos. Para mí ha sido un acierto venir aquí. He rechazado otras ofertas de mejores categorías, pero prefiero estar en casa a estar fuera y vivir a disgusto', asegura el futbolista en declaraciones a MARCA.com.

Para el ex de Zaragoza o Málaga (entre otros), cada año es una aventura en el mundo del balón. 'Este año quiero hacerlo bien y el año que viene Dios dirá. Lo importante es pelear al máximo para salir del descenso. Intento aportar lo máximo al grupo, pero no sólo yo aprendo. También crezco cada día estando al lado de compañeros de este nivel', apunta desde el otro lado del teléfono alguien que no considera un paso atrás el hecho de recalar en un club de bronce.

Con ganas de superarse
El centrocampista, de 31 años, vive uno de los momentos más felices de su carrera gracias al cariño que le aportan los suyos. 'No hay nada como estar en tu tierra. Es algo muy especial. Cuando uno está feliz es capaz de aportar lo máximo', apunta alguien que está rindiendo a un buen nivel para intentar sacar a El Palo del descenso.

'Desde el principio sabíamos que no iba a ser fácil. Somos un equipo muy pequeño, quizá el que más de toda la categoría. Pero eso no es excusa. Nos tienes que servir como motivación. Creo que, si peleamos como lo estamos haciendo y seguimos siendo una piña, podremos lograrlo al final de curso'. Del peligro que emana de sus botas dependerán muchas de las opciones de los suyos.