Está visto y comprobado que al Granada le encanta hacer sufrir a su afición. Anoche pudimos solventar la eliminatoria en casa porque hubo ocasiones de todos los colores, incluso un penalti fallado dos veces. El colmo de lo colmos, si tenemos en cuenta que ya pasó lo mismo en el Granada-Celta de hace tan sólo unos días. Pese a todo, el Granada viajará a Elche vivito y coleando, con su meta imbatida y con la ventaja de que para estar en Primera le vale incluso empatar (si es con goles). La incertidumbre será, por tanto, lo que rodeará estos días previos al trascendental partido del próximo sábado en el Martínez Valero ilicitano.
El Elche fue avasallado por los rojiblancos, puesto que sólo hubo un equipo sobre el césped granadino anoche: el Granada. Sin embargo los locales siempre se estrellaron ante el meta Jaime o los postes. Geijo salió en la segunda parte y aún diezmado por su lesión de hombro, creó algunas de las mejores opciones e incluso provocó un penalti en los últimos segundos. Pero Abel, como le ocurriera a Benítez ante el Celta, erró el lanzamiento por dos veces, ya que el primero lo invalidó Pino Zamorano por invasión de área. No tiene suerte el Granada en esta suerte ni en las demás. Parece imposible que los de Fabri se fueran de vacío, pero así ocurrió. Una vez más se hizo realidad aquello de 'Todo es posible en Granada'.
El Elche se organizó en su campo con un trivote que buscaba oscurecer la labor creativa del Granada en la primera parte, pero aún así se sortearon los lanzamientos locales, en las botas de Ighalo y Collantes. Mantecón y Cristóbal dieron algún susto leve, dentro de un primer acto bastante abotargado, de poca conexiones, trabado por los ilicitanos, tremendos en la presión. En la segunda mitad el Granada se volcó a por el triunfo, con Benítez exponiendo brío y el chileno Orellana firmando una oportunidad grandiosa en un centro de Nyom, a pase de Collantes, que cabeceó el chileno fuera con el marco enfrente. Ighalo casi adelanta a los suyos, tras un centro de Benítez desde la derecha, pero el nigeriano tampoco acertó. La dichosa 'pelotita' anoche no quería entrar y no entró.
Fabri no esperó más y la grada vibró cuando vio a Geijo calentar. El hispanosuizo sustituyó a Ighalo, siempre voluntarioso, y el partido volvió a revolucionarse a pesar de verse que está claramente por debajo de sus prestaciones. Collantes dio un aviso pero fue Geijo quien lanzó el cuero al poste tras un pase entre líneas de Abel. Encaró a Jaime pero con el meta vencido ajustó demasiado la mirilla.
El Elche trataba de perder cuanto más tiempo mejor, mientras los rojiblancos se volcaban con afán, pero sin tino. Abel Gómez empalmó desde lejos el balón e impactó en el larguero. El rechace lo pescó Collantes, tiró y marcó, pero Pino Zamorano lo anuló por mano del gaditano, complicada de ver. Las repeticiones que dieron en la retransmisión televisada parecen dejar claro que Collantes se llevó el balón con el cuerpo, no con la mano, pero Pino Zamorano quiso dejar su firma en el partido. Está claro que este friqui del arbitraje siempre se reserva un hueco a su propio ego en cada partido que le toca dirigir y que esperemos que sean los mínimos posibles por el bien del fútbol.
Cuando todo parecía ya abocado al final una incidencia en la prolongación pudo revertir la eliminatoria. Geijo saltó por un balón lanzado desde la zurda y Fernandes le obstaculizó lo justo para que no rematara bien. El árbitro concedió penalti. Muy dudoso. Nuevamente Pino Zamorano metía la pata hasta el corvejón. Consciente de que se había equivocado al anular el gol de Collantes quiso resarcir a los andaluces. Tócate el níspero, Manolito. Osea que para tapar un error comete otro de bulto. Está claro que Alfonso (Pino Zamorano) tiene complejo de juez Garzón. Si no está en el meollo, no es feliz.
Pues bien, el Granada tenía una ocasión de oro para viajar a Elche con el marcador a favor, pero como dijimos más arriba la pelotita no quería entrar anoche dentro de la portería y no entró. La maldición posada sobre Benítez ante el Celta cambió de afectado. Abel Gómez, que había firmado un partidazo, se dispuso a ejecutar. Su tiro lo despejó Jaime y luego dio en el poste. Pero Pino Zamorano lo mandó repetir. Abel quiso repetir y aún así, volvió a errar. Jaime de nuevo irrumpió para dejar la eliminatoria totalmente abierta.
Todo puede pasar la noche del sábado próximo. El Granada tendrá que cambiar su tendencia a domicilio. Un empate podría valerle, si es con goles, pero le espera una batalla infernal. Geijo vuelve a ser duda porque quedó afectado en el hombre en la jugada del penalti y quizás no pueda intervenir, pero a pesar de todos los pesares el Granada está vivo, muy vivo, y dará mucha guerra en Elche. El destino, no lo olviden queridos lectores, está todavía por escribirse.
