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Nadal y Federer se proclamaron admiración mutua
Nadal se hizo con su décimo torneo del Grand Slam en tres horas y 40 minutos, para conseguir su tercer título de la temporada (Montecarlo y Barcelona) y el 46 de su carrera. Al ganar la final, Nadal mantendrá su puesto de número uno, y lo tiene asegurado hasta el final del tercer Grand Slam de la temporada, Wimbledon, que comienza en quince días.
Una vez más quedó demostrado que Nadal le tiene comida la moral a Federer, ante quien lleva 17 victorias por ocho derrotas, y un destructivo parcial de 14-2 sobre tierra. Le ha ganado además en seis finales del Grand Slam: cuatro en Roland Garros, una en el Abierto de Australia y otra en Wimbledon.
En 2008 el español fue el culpable de endosar la derrota más dolorosa que nunca antes había encajado el suizo en una final del Grand Slam (6-1, 6-3 y 6-0). En la de este domingo, Nadal sufrió más, tuvo al público en su contra de nuevo durante todo el encuentro, pero él no desesperó y obtuvo su recompensa.
ÉPICA REMONTADA
El comienzo del partido no fue el mejor para Nadal, que parecía sin chispa, sin alegría e, incluso, dubitativo en algunas acciones. Federer aprovechó esta inercia del de Manacor para colocarse con un apabullante 5-2, para él, y tuvo que salvar un punto de set, con su servicio, en el juego siguiente.
Antes, la alarma había saltado cuando el español pidió la presencia del fisioterapeuta en la pista para que le aflojara el vendaje de su tobillo izquierdo.
Unos polvos de talco en la planta del pie hicieron un efecto prodigioso porque Federer parecía tener asegurado el set y de hecho sacó para ganarlo, pero Nadal, después de 44 minutos de ir a la deriva, logró quebrarle por primera vez.
En una increíble reacción, el de Manacor ganó siete juegos consecutivos, (7-5 y 2-0), y una vez más la cara del suizo se descompuso, sabiendo que cualquier error le costaría caro.
El partido fue interrumpido después de una hora y 55 minutos por la lluvia cuando Nadal dominaba por 7-5, 5-4 (40-40), justo después de que Rafa tuviera un punto de set. Se fueron a los vestuarios, y las imágenes de televisión ofrecieron a Federer tumbado en una camilla para recuperar fuerzas.
A la vuelta, tras 13 minutos y sin calentamiento, Nadal tuvo otra oportunidad para cerrar esta manga, que Federer anuló, pero el español se lo apuntó luego en el desempate.
PÁJARA EN EL TERCER SET...
La lucha estaba en todo lo alto, con Federer utilizando la dejada como mejor recurso. Consiguió algunas impecables pero Nadal parecía lanzado y el zurdo español se colocó con una amenazante ventaja de 4-2, gracias a una rotura en blanco, que Federer anuló, de la misma forma, en el juego siguiente.
FINAL DEMOLEDOR
El de Basilea se colocó por primera vez por delante de este set al romper en el undécimo, y remató luego el parcial con su saque, devolviendo la esperanza a sus entrenadores Paul Annacone y Severin Luthi, y a su mujer, Mirka Vavrinec, desencajada hasta entonces.
La dejada seguía siendo el mejor arma para Federer, pero su físico, después de la gran batalla que libró ante el serbio Novak Dkjokovic en semifinales, se fue desquebrajando en el cuarto set, para ceder su saque en el cuarto (3-1) y sexto juego (5-1), con un Nadal que transformó su defensa en ataque y que apuntilló su gran triunfo a la primera oportunidad, con una derecha larga del suizo.
Nadal cayó al suelo como acostumbra, se arrodilló y se tapó la cara, después de escribir una nueva hazaña en París.