MUNDIAL DE CLUBES | KASHIWA 1 - SANTOS 3 Neymar se cita con el Barça

El mediático Neymar arrancó con buen pie su misión ¿imposible? de llevar al Santos hacia su tercer cetro intercontinental tras los éxitos cosechados por el mítico equipo de Pelé, ante Benfica y Milán, en la década de los sesenta. El futbolista, al que muchos señalan como sucesor de Messi (incluido 'O Rei'), lideró el triunfo de su equipo ante el correoso Kashiwa y dejó un gran gol en la retina de los aficionados de medio mundo. Ante el campeón nipón, al Santos le sobró con la calidad individual de sus jugadores, pero parece muy lejos del nivel del 'Pep Team'.

Neymar resultó determinante desde el primer minuto, en el que ya dejó clara su apuesta por la libre circulación a lo largo y ancho y alto de un terreno de juego. En una primera mitad en el que el Kashiwa mantuvo el tipo (y el control del balón) a pesar de salir malparado, el futbolista más deseado de los últimos meses remató en un par de ocasiones hacia la portería defendida por Sugeno. Con un resultado demoledor: un poste, tras un mal despeje de Kondo, y el primer tanto brasileño, una pequeña obra de arte, esbozada con la sencillez y la naturalidad de los fueras de serie. Neymar amagó el disparo con la diestra, envió al suelo al defensor con una elegante finta (recorte con pisada de balón) y encontró la escuadra con un zurdazo de bella factura.

Por el camino dejó su habitual repertorio de regates, bicicletas y recortes en el uno contra uno, su habitat natural. El chico de la cresta bien vale el precio de una entrada, como subrayó recientemente Arsene Wenger, que afirmó que pondría todo "su dinero" en el joven astro brasileño. Neymar tenía marcada en rojo esta cita en su calendario, con independencia de los rumores sobre su traspaso y en ese contexto se explicó su renovación cuando Real Madrid y Barcelona pujaban por sus servicios.

Apenas cuatro minutos después, otro golazo del veterano Borges, que vive a sus 31 años una segunda juventud (ha firmado 23 goles en 29 partidos en el Brasileirao), dejó prácticamente apalabrado el pase a la final del Santos. El Santos es bastante más que Neymar, como recordó el proverbial derechazo de Borges a la otra escuadra de Sugeno. Demasiado castigo para un Kashiwa que tuvo más balón en la primera mitad y que fue tan voluntarioso y ordenado en ataque, como débil en defensa. Tan sólo Leandro, que acabaría viendo una amarilla por un pisotón a destiempo sobre Ganso, dejó pinceladas de calidad, mientras que Hasimoto, de tiro lejano, fue el único en probar realmente a Cabral.

Mucha pegada y poco control

Fruto del cómodo resultado al descanso, el Santos pecó de conformista y dejó una puerta abierta al equipo dirigido por Nelsinho, que en un plazo de dos años ha logrado ganar la segunda división japonesa, la J-League y estar disputando el Mundial de Clubes.

El conjunto amarillo sacó petróleo de su velocidad en el segundo tiempo, en un partido de ida y vuelta constante que el Santos no supo dormir. Algo que hay que poner en parte en el debe de Ganso. Tras la gran ocasión desperdiciada por Henrique a pase Neymar y una buena combinación entre éste y Ganso, Sakai cabeceó a la red un saque de esquina botado por Wagner, reduciendo la desventaja y poniendo picante el partido.

Pero la alegría dura poco en la casa del pobre. Danilo, el flamente nuevo fichaje del Oporto a partir de enero, puso el 3-1 definitivo con un lanzamiento de falta magistral, con una rosca imposible al más puro estilo Schuster. Sugeno clavó la estatua, pero en su descarga cabe reseñar que apenas avistó el balón cuando botaba a un metro de la línea de gol. Tercer martillazo de calidad del Santos, que hizo inútil el zafarrancho final del Kashiwa, que encontró el palo en un remate de Sawa y malogró las clarísimas ocasiones del propio Sawa y Kitajima, alguna de ellas por partida doble. Además, Nicola Rizzoli perdonó una más que posible expulsión a Henrique, por agarrón sobre Leandro, cuando encaraba a Cabral, aunque su actuación tampoco llegó a afear el triunfo brasileño.