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Con el coraje no basta

Raonic tumba 6-7, 6-4, 6-4 y 6-4 a un combativo Ramos y le da el primer punto a Canadá frente a España

Con el coraje no basta. Puesto ante un escenario dantesco, debutar en la Copa Davis frente a un tenista de prestigio (Milos Raonic) y en su peor superficie (cemento bajo techo), Albert Ramos da un pase al frente. En el primer partido de la primera ronda, llueven los aces del canadiense (26) y zumban sus derechazos. El español, sin embargo, pelea desde la consistencia. Suya es una primera manga para la esperanza. Suyo un break cedido nada más comenzar la segunda que cambia la dinámica del partido. Suya una derrota (6-7, 6-4, 6-4 y 6-4) que al cierre de esta edición dejaba 0-1 en el cruce a la selección, pendiente del resultado del duelo entre Marcel Granollers y Frank Dancevic, a continuación. El sábado (22.00), se disputará el partido de dobles.

No es un partido de los que hacen aficionados, sino de los que definen a los competidores. No hay belleza en los intercambios, pero sí intensidad, deseo, fiereza: los dos contrarios saben que el primer punto es el que le da el tono a la eliminatoria, y pelean con todo para conseguirlo para los suyos. Àlex Corretja, el seleccionador español, digiere el resultado de la primera manga como una oportunidad inesperada. Raonic, el número 15 mundial, le ha abierto la puerta al 51, que solo se impone en el 31% de los pulsos sobre cemento. El canadiense, sin embargo, acaba haciendo demasiadas preguntas para los argumentos que maneja el español.

Zurdo antes que nada, Ramos utiliza todos los trucos: el saque abierto para desplazar al gigantón, la pelota enviada de lado a lado para que siempre pegue en movimiento, la consistencia como arma con la que provocar los errores de su contrario. Raonic empieza disparado en los fallos. Su saque, en cualquier caso, le sostiene. Nunca afronta una pelota de break. La seguridad que ese dato le proporciona le permite atacar los juegos al resto al abordaje, seguro de que una rotura le dará la manga sin que Ramos pueda remediarlo.El número 51 palidece en la segunda manga. A la que da un paso atrás y cede pista, Raonic enseña los dientes. Domina los intercambios. Toma la delantera en el marcador y ya nunca mira atrás, pese a los intentos del catalán, que jamás le pierde la cara al partido: llega a levantar 15 bolas de break.

España, finalista en 2012, pone hoy sobre la pista a Granollers y López, maestros de maestros, contra Nestor y Posposil. El dobles no es ya solo la bisagra del cruce. Es cuestión de vida o muerte.

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