Ni el más acérrimo de los enemigos del Real Murcia podía haber escrito un guion más macabro. El equipo de Jesús Samper vuelve el domingo a Montilivi para jugarse gran parte de su prestigio deportivo y para evitar por todos los medios caer en puestos de descenso en el momento más determinante de la temporada, en las últimas diez jornadas de la competición y cuando los equipos más aprietan.
Y es que una derrota, y hasta un empate, le podría situar en descenso por primera vez en todo el curso futbolístico. Un quiebro del destino y del calendario, que ha querido que el Real Murcia empezara la temporada siendo uno de los candidatos al ascenso en el pasado mes de septiembre y que ahora pelee por evitar el descenso, muy cerca ya del fondo de la tabla. Y otra vez en Montilivi, como hace tres años, con un equipo cargado de jugadores experimentados y con galones en la categoría que han ido escribiendo jornada tras jornada el peor guion posible, el de una película de terror, y desinflando como si fuera un globo la ilusión de sus aficionados que ven cómo Girona y ese maldito estadio de nombre Montilivi se vuelven a cruzar en su camino y amenazan seriamente sus ilusiones de seguir en Segunda. Incluso hacen rebrotar las peores pesadillas de color grana.
Porque aún sigue vivo en la memoria colectiva del murcianismo la tarde del 19 de junio de 2010, en la que el equipo presidido por Jesús Samper daba con sus huesos en la Segunda B. Un choque agónico que iba a llevar a uno de los dos al pozo del fútbol español. 34 meses más tarde, unos mil días después, el Real Murcia se volverá a jugar la vida en Montilivi, ya que sigue sin aprender la lección y continúa perseverando en el error, empeñado en ser siempre un equipo de los del furgón de cola.
Solo quedan en la primera plantilla grana cuatro jugadores de los que estuvieron allí la tarde en la que a Alberto Cifuentes se le escapó el penalti de Kiko Ratón, y aunque la pasada temporada con Iñaki Alonso el equipo grana empató en Gerona y se quitó el mal sabor de boca del cruel descenso, ganar el domingo, alejarse del descenso hasta en cinco puntos y dejar tocado al Girona en sus aspiraciones de meterse en ascenso directo, podría servir para terminar de saldar una cuenta pendiente, de curar una herida que no debe volver a infectarse con otra nueva derrota y de evitar un nuevo susto de muerte para los 700 aficionados que acompañaron al Murcia aquel sábado de junio y que no se han podido quitar Montilivi de la cabeza.
Ganar el domingo es una gran forma de cambiar la historia, aunque ninguno de los aficionados que se desplazaron a Montilivi en junio de 2010 podrá olvidar el penalti de Albiol, la parada de Alberto en un primer momento y el rocambolesco gol de Kiko Ratón, que salvó al Girona y condenó a los de José González, un entrenador timorato que vio el partido junto a Juan Antonio Samper en el palco ya que estaba sancionado. En la actual plantilla grana quedan Kike García y Óscar Sánchez, además de dos de los protagonistas más directos como Alberto Cifuentes y Miguel Albiol.
«Tengo un recuerdo muy desagradable de Montilivi, ya que fue una situación dramática que a pocos equipos en la historia les ha pasado. Una vez que recuperamos la categoría un año más tarde, se quedó solo en un mal recuerdo. Aquel partido sí que era una final, porque uno de los dos bajaba con el empate, y este domingo nos jugamos tres puntos muy importantes», asegura Albiol, que el pasado domingo recuperó la titularidad y podría volver a pisar el césped del estadio gerundés.
Ni un fallo más
El Real Murcia tiene que ganar el domingo en Gerona para dejar de zozobrar en la tabla clasificatoria. Y es que en función de los resultados que se produzcan en la jornada, podría caer a la penúltima posición de la clasificación, pero también escalar cinco puntos por encima del descenso para recibir la próxima semana al Villarreal con más tranquilidad y sin la necesidad imperiosa de tener que tumbar al equipo más poderoso de la categoría.
Y es que el equipo de Onésimo tiene actualmente 35 puntos, uno más que el Mirandés, equipo que marca el grupo de los que se salvan. El cuarto por la cola, el Hércules, está en clara progresión ascendente y el domingo visita a un Xerez que con Carlos Ríos ha terminado de hundirse en la clasificación. Contando con que los tres puntos de Chapín viajen para Alicante, el equipo de Quique Hernández, que parecía desahuciado cuando visitó Murcia en enero, pasaría al equipo de Onésimo en la clasificación de no ganar en Montilivi, un partido que parece crucial para su futuro.
Además el Murcia tendrá que estar atento a lo que haga el Huesca, que visita al Castilla en el último encuentro de la jornada. En caso de derrota grana y victoria oscense en la ciudad deportiva blanca, el Real Murcia podría verse superado por el equipo de D'Alessandro ya que a igualdad de puntos el Huesca supera al Murcia en sus enfrentamientos directos tras perder en la Nueva Condomina por 2-1 pero ganar en El Alcoraz por 2-0, en el último choque de Siviero en el banquillo grana. Además, si el Mirandés puntúa en el Mini Estadi ante un irregular Barça B o el Racing da la sorpresa ante el Alcorcón, podrían adelantar al Murcia en la tabla en una jornada muy peligrosa para los grana.
