4.793.283 resultados, 29.450.556 comentarios, 1.037.175 imágenes, 80.044 vídeos, 86.434 noticias

El Madrid se entrega a la histeria

Cuando las cosas no salen bien, tanto Cuerpo Técnico como jugadores entran en histeria por la presión de su eterno rival el F.C. Barcelona, que esta acortando distancias de cara al Titulo de Liga.

Hace 12 años por ilicitano1967
cristianoronaldo7

C. Ronaldo, lamentandose.

Visitaba el Madrid un campo propicio para despresurizar la presencia del Barça, quizá por eso Cristiano descargó dos remates a puerta en los dos primeros minutos. El Villarreal, valiente, también dio réplica con pelotazos buscando la espalda de la zaga madridista. Con esa intención, Lotina no pinchó en hueso. Cani montó el cacao en el balcón del área, Senna fue un todoterreno y Nilmar le robó la cartera a Ramos con una facilidad pasmosa. Ahí emergió San Casillas, para salvar un mano a mano de manera milagrosa. El resto de sus compañeros, sin orden ni concierto, no acertaban a encontrar el ritmo adecuado para descerrajar el muro amarillo. A la media hora de juego, el banquillo del Real Madrid movió ficha. Renegó de su propuesta (Lass-Khedira-Alonso), relevó a Lass y dio entrada a José Callejón. Al filo del descanso, con el Madrid capeando el temporal y teniendo más la pelota, a Pepe le hicieron un Pepe. No le gustó probar su jarabe de palo, por supuesto. El equipo de Lotina, alias 'Alatriste' ? según Schuster- alcanzó los vestuarios satisfecho de su balance en el primer acto. El Madrid, por momentos de semana santa, todo lo contrario. La cara de su técnico no era la de alguien, precisamente, feliz. Se avecinaba 'secador de pelo' en la caseta. El líder, más apocado que de costumbre, estaba sin fútbol y sin pegada en un campo clave para ganar el campeonato. Parecía espeso y algo fatigado. Algo había que cambiar.

La solución del entrenador del Real Madrid fue recurrir a Altintop. Lo volcó al costado y dio instrucciones de retener más la pelota y reestructurar el centro del campo. La apuesta de Lotina fue recular diez metros, arropar su mediocampo y dejar a Nilmar a la intemperie. Mientras Altintop voleó a un jugador del Villarreal, el Madrid se puso manos a la obra. Xabi Alonso comenzó a ser el metrónomo del Madrid. Ahora se juega, ahora no, ahora sí, ahora no. A esa inercia positiva se sumó Cristiano Ronaldo, que se echó el equipo a la espalda, enhebrando una jugada rodeado de contrarios y descargando la pelota sobre Özil. El alemán respondió con un taconazo que destiló barrio, picardía y clase. El luso controló la pared, tuvo la sangre fría de regatear al meta y desatascó al Madrid. Con el viento de cara, aferrado a la calidad soberbia de su mejor asistente y su mejor goleador, el líder tenía todo a favor para machacar la maltrecha moral de un equipo al borde del precipicio, sin mecanismos para la reacción. Pero lejos de atacar con decisión para finiquitar un partido clave en para la suerte del campeonato, el Madrid se regocijó en su tanto y cayó en ese viejo vicio del Barça que tan mal le sienta. Tener la pelota sin buscar la profundidad. Y en ese ejercicio de jugar con fuego, el Madrid se acabó quemando.

Como ante el Málaga, cometió una falta, torpe, al borde del área. Marcos Senna, un veterano de la guerra de Vietnam, pateó, la barrera emuló al Mar Rojo al paso de Moisés, y la pelota entró como un cohete por el palo de Casillas. Otra concesión, otro despiste, otro tiro en el pie. El gol desquició al Madrid como si el cielo se hubiera desplomado sobre sus cabezas. Como si ese gol les hubiese fulminado todas sus aspiraciones ligueras. Horrible y presionado durante toda la noche, Paradas Romero, que ya había expulsado a Rui Faria (cuarta expulsión de ese 'complemento' cuya religión oficiosa es la de protestante), entró en acción. 'Mister Excusas' , que ya mandó a Paradas textualmente 'a la mierda' en su día, volvió a dirigirse al colegiado en El Madrigal. El árbitro le escuchó y le mostró la roja. Después le llegó el turno a Sergio Ramos, descolocado toda la noche, que se fue a la caseta por doble amarilla. Más tarde le tocó el turno a Özil, por formular observaciones, al parecer, poco 'cariñosas'. El acta de Paradas Romero acabó siendo un parte de guerra. El Madrid acabó con nueve, descontrolado, ofreciendo una imagen pobre en fútbol y rica en victimismo. Jugó con fuego y se quemó. A lo bonzo.

Jorge Valdano, en la Cadena Ser, fue explícito: 'Si alguien puede quejarse por el árbitro, es el Villarreal, por el penalti no pitado por agarrón a Nilmar en el primer tiempo'. Esa reflexión no la pudieron escuchar algunos jugadores del Real Madrid. Al contrario. Pepe decidió despedir de manera cordial a Paradas Romero diciéndole 'esto es un atraco, hijo de puta'. Hasta hoy se sabía que cuando pierde no da la mano, sino que la pisa. Ahora se sabe que fuera del campo tampoco es Bambi. Volverá a pedir perdón de manera cínica y leyendo a cámara, sin duda. Tiene bula, no hay pega. Cristiano también puso su granito de arena. A doscientos veinte por hora, abandonó el césped gritando unas palabras que el micrófono de La Sexta captó con todo lujo de detalles: 'Sólo saben robar, sólo robar, sólo robar'. Sin comentarios. El cuerpo técnico del Real Madrid, después del partido, declinó hacer acto de presencia en la sala de prensa y se subió, directamente, al autobús del equipo. Ese fue el epitafio de un equipo víctima de su enajenación mental transitoria, de un ataque de histeria y de su miedo cerril a perder un campeonato, todavía, en su mano.

Tags relacionados