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Los laterales no dan la talla

Jordi Alba y Dani Alves realizaron en París un partido deplorable, lejos de lo mínimo exigible para dos futbolistas de talla internacional.

Jordi Alba

Jordi Alba se vio superado en todo momento. FOTO: El Heraldo.

Ya viene siendo habitual, pero lo cierto es que el Barcelona disputó un nuevo partido de entidad ayer, ante el París Saint Germain, con cuatro jugadores fuera de su posición en la línea defensiva. Los laterales los ocuparon Jordi Alba y Dani Alves, dos jugadores que, además de estar lejos de su nivel, no comenzaron siendo laterales -esto es, son dos centrocampistas reconvertidos a esta posición-, y el puesto de central recayó en un mediocentro como Javier Mascherano y un lateral como Jérémy Mathieu.


Por más que Alba y Alves lleven bastante tiempo jugando en la posición, se hacía indispensable que en el eje de la zaga hubiera al menos un central que pudiera ordenar la defensa, pues Mascherano muestra una vez tras otra su debilidad en los grandes partidos cuando juega como defensa central. Mathieu tampoco estuvo entonado, pero la nota discordante la pusieron, sin duda, tanto el jugador español como el brasileño, que no cesaron de cometer errores impropios de jugadores de su nivel.

Ante la presencia de Mathieu, resulta particularmente sorprendente que Luis Enrique no decidiera meter a Piqué y moviera al francés al lateral izquierdo, pues Jordi Alba se vio superado en todo momento por un excelso Lucas Moura. El carrilero tuvo la desgracia de ser protagonista negativo de los tres goles encajados por su equipo. En el primero, mide mal y no llega a despejar el lanzamiento de falta de Moura; en el segundo, regala la posesión al París Saint Germain con una acción atropellada en el centro del campo que provoca el córner que da pie al tanto de Verratti; y, en el tercero, inexplicablemente no tapa el centro de Van der Wiel a Matuidi, apartándose de la trayectoria del balón.

Tampoco mostró mucho más en ataque, como tampoco lo hizo más allá del centro que Neymar convirtió en el 3-2 el discutido Dani Alves. El brasileño no es ni la sombra del gran lateral que un día fue. Ni aporta en ataque ni ayuda en defensa. En su debe, cometer la falta que dio lugar al 1-0 tras una absurda pérdida por su parte y no cubrir a Matuidi en el 3-1. Demasiado para lo poco que aportó en ataque.

Finalmente, Ter Stegen al margen, ni Mascherano, ni Busquets, ni Iniesta, ni Pedro estuvieron a la altura del encuentro. El primero mostró una vez más sus debilidades en el marcaje, esas que suele tapar cuando el equipo se vuelca en las segundas partes con anticipaciones y cortes más propios de lo que es, un mediocentro, que de un defensa central. Busquets volvió a recordar al jugador torpe y lento de la pasada campaña y Andrés Iniesta lleva varios meses sin realizar ninguna jugada diferente -lo que se espera de un jugador de su categoría-. Parece como si su estrella se hubiera apagado. Mención aparte merece Pedro, más 'Pedrito' que nunca. El canario está a galaxias del fútbol que le llevó a marcar en todas las competiciones de clubes en un año y a alcanzar la titularidad en la final de un Mundial.

Con todo y con eso, en el aspecto ofensivo el Barcelona no estuvo tan mal. El París Saint Germain es candidato a llegar lejos en los cruces y, en una supuesta eliminatoria, el equipo catalán se hubiera llevado un interesante 3-2 a Barcelona. Los de Luis Enrique, pese a su discreta actuación, siempre tuvieron un buen resultado al alcance. Es lo más positivo que se puede extraer de una actuación que no se debería volver a repetir.

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