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Irse de casa por la puerta de atrás

Hace 11 años por rojiblanco
Casa melilla la vieja

Fernando Amorebieta no quiso la miel del Athletic. Quizás porque no estaba hecha para su boca Imagen subida por: illaillamelilla

La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos...'. Así hablaba Don Quijote a su fiel escudero y se acogen al sagrado de esas palabras quienes van a salir del Athletic, de la casa del padre, por la puerta de atrás. De la misma manera, claro, que el club es libre para negarse a tener presos con grilletes de oro en sus filas, futbolistas que obedecen a las crueles leyes del mercado (hoy son ellos los verdugos pero mañana, si no funcionan las cosas, verán caer la guillotina...) antes que a los dictados de un club que pide a los suyos sentimientos.

Al caso de Fernando Llorente (ya está todo dicho sobre su marcha...) viene a sumarse ahora otro más sangrante aún: el de Fernando Amorebieta. El central de Cantaura tenía sobre la mesa una oferta de renovación digna de un rey, un tesoro al que hizo oídos sordos desde la convicción de que él era El Hombre de los Tacos de Oro. No le han visto así en Ibaigane -tampoco en buena parte de San Mamés, Fernando...- y le han retirado las credenciales para ser león de por vida. En el código samurai hubiese sido un deshonor. Pero mucho me temo que ya no quedan defensores de códigos y honores. Ni siquiera en el Athletic, el único escudo al que hoy besamos...

Y oyendo las cifras que se han barajado en esa oferta rota, (1.800.000 euros limpios por año), quizás sea hora de romper también alguna que otra leyenda sobre los pobrecitos jugadores. Por ejemplo, esa que dice que la vida de un futbolista es corta. Con lo que estuvo a un paso de cobrar -¡gracias a Dios que no!- en un año, un ciudadano que gane 50.000 euros al año (hoy en día todo un lujo, sueldo alto...) necesitaría cuarenta años de vida laboral para alcanzarle. Cuarenta contra uno.

Tampoco Fernando pertenece a la estirpe de aquellos que 'generan lo que ganan'. No atrae a las cámaras ni vende camisetas; no rinde como un sabio Beckenbauer o como un zorro Baressi. Se hizo fuerte amparándose en la escasez (faltan zurdos y falta experiencia atrás...), una frágil fortaleza. Fernando, el aprovechón, se ha dado de bruces con una sentencia vieja: la del hartazgo y el me tienes hasta aquí que ha venido a decirle, con educación y acierto, Josu Urrutia. No quiso la miel. Quizás no estaba hecha para su boca.

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