Hacía meses, muchos meses, que el Zamora no sumaba de tres en tres. De hecho, la última vez que lo hizo fue en el último encuentro de la pasada temporada en el Helmántico y en la campaña actual el casillero de triunfos estaba vacío. Todo cambió ayer. El equipo rojiblanco volvió a saborear las mieles de la victoria en un encuentro que dominó de principio a fin y en el que llegó a situarse con un 3-0 en el marcador que el Sanse se encargó de maquillar con el gol del honor. Nada de eso importaba, solo los tres puntos y el poder quitarse el peso de los empates de una vez por todas de encima y es que las palabras «récord mundial de empates en solitario» retumbaban una y otra vez en las gradas del Ruta de la Plata como una verdadera losa. Ningún miembro del equipo pensaba en esa posibilidad y es que ni pagan por entrar en el libro Guinness ni en la mente de nadie estaba otra idea que no fuera la victoria.
Así lo demostraron los de Aguirre, que saltaron al terreno de juego con el once previsto, y con Rubiato y Jorge Hernández como pareja de ataque. El canterano puso la chispa desde el inicio y a punto estuvo de sorprender al meta rival con un balón suelto que no acertó a golpear dando tiempo a Miguel Ángel a evitar el peligro. No obstante, la mejor oportunidad la tuvo Rubiato en un uno a uno ante el cancerbero del Sanse que erró en última instancia ante la desesperación propia y ajena. A pesar de que se mantenía el empate a cero, los rojiblancos estaban poniendo más intensidad en el terreno de juego que sus rivales y pronto iban a tener su recompensa.
No se había llegado al ecuador de la primera parte cuando tras un buen centro de Dani Hernández, al que no llegó Jorge, Javi Rodríguez volvía a reencontrarse con el gol para poner a su equipo por delante.
Era el momento crítico, el de controlar los tiempos y mantener la calma, aunque sin renunciar a ampliar la ventaja, algo que se veía más cerca que un supuesto empate, puesto que el Zamora seguía empujando mientras que el trabajo de Sergio Sánchez hasta el momento había sido prácticamente testimonial, aunque solvente cuando se le necesitó.
Era cierto que el San Sebastián de los Reyes no estaba cuajando una gran actuación pero mucho mérito era de los rojiblancos que estaban acertados al cortar el juego visitante con un centro el campo sacrificado en el que Jacobo y Cristian se entendían a la perfección. La ventaja mínima no era suficiente para la total tranquilidad y, tras un disparo lejano y alto de Dani Hernández, Rubiato iba a tener una merecida recompensa al desgaste realizado hasta el momento. Fue al filo del descanso cuando Javi Rodríguez puso un balón en profundidad al «9» rojiblanco que, esta vez sí, solventó al meta rival y envió el esférico al fondo de las mallas para obtener la máxima ventaja que el Zamora había tenido en toda la temporada, 2-0, aunque esta marca se iba a ampliar poco después.
En el banquillo visitante, viendo la situación, se decidieron por el doble cambio para la reanudación, con el fin de que su plantilla pusiera algo más en el terreno de juego. Enfrente, Aguirre mantuvo el mismo once, satisfecho con la actuación de los suyos.
El momento era el mejor desde que se inició la Liga; una ventaja de dos goles y también merecida puesto que la imagen zamorana estaba siendo muy positiva.
La verdad es que estaba saliendo todo a la perfección, y los rojiblancos se gustaban sobre el césped donde ponían su mejor juego. Así lo demostraron poco después de arrancar el segundo tiempo cuando Dani Hernández puso un buen balón a Jorge que centró para que, de nuevo, Rubiato anotase el tercer gol de la tarde.
Con la alegría del 3-0 todo hacía pensar que el encuentro estaba sentenciado, pero el Sanse se encargó de borrar esa idea cuando a la salida de un saque de esquina Ginabel acortaba distancias.
La intensidad subía a cada minuto y las ocasiones se alternaban en cada área, aunque una de las más claras de la segunda parte fue la que tuvo Dani Hernández con un chut entre los tres palos con el que obligó al meta rival a estirarse para evitar el cuarto de los rojiblancos. Lo bueno era que el cronómetro avanzaba a favor y cada segundo se estaba más de la ansiada victoria, aunque querían certificarla con una cuarta diana. Otra de las oportunidades fue, de nuevo, para Dani Hernández a quien Rubiato puso un balón perfecto, con regate a un rival incluido, pero el canterano (con una actuación casi perfecta durante los 84 minutos que estuvo en el campo) no estuvo fino con toda la portería para él, y minutos más tarde, el mismo jugador erró en última instancia, ya plantado frente la portería.
Además de la renta en el marcador, por una vez se estaba teniendo suerte con las decisiones arbitrales y es que el plantel madrileño no dudó en reclamar la pena máxima en un barullo en el área pequeña pero el colegiado extremeño no lo consideró.
Se llegaba a la recta final del duelo con 3-1 en el electrónico y los nervios en el cuadro rival aparecían de forma irremediable en busca de acercarse en el electrónico. Una de sus oportunidades la tuvo Héctor en un disparo que detuvo Sergio Sánchez sin demasiadas complicaciones. Fueron, quizá, los minutos menos brillantes del encuentro en cuanto a juego pero, eso sí, se pudo vivir otro momento especial de la tarde con el debut de Jarabo con el primer equipo. El delantero apenas estuvo seis minutos en el terreno de juego (tiempo de añadido incluido) pero sí tuvo una buena escapada por velocidad con la que despertó los aplausos del respetable.
El encuentro llegó a su fin y por fin la pesada «mochila» de los empates había desaparecido en un encuentro en el que el Zamora tuvo una merecida recompensa y que tuvo como colofón el abrazo en grupo en el centro del campo y el agradecimiento a los aficionados. A pesar de esta victoria, el resto de resultados no acompañó al conjunto zamorano que continúa tercero por la cola, aunque con los puestos de permanencia a tan solo un punto.
