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El Real Murcia arrancó tres puntos de El Molinón ante un recién descendido con un juego de triangulación y toque, de esos que gusta a los amantes del buen fútbol. El equipo de Siviero remontó el 1-0 marcado por Bilic a los siete minutos con un soberbio golazo de Rusito Martínez. Ocón Arraiz dejó al Murcia con 10 en una dudosa falta de Óscar sobre Bilic en la que el capitán grana vio la roja directa. En la segunda parte el conjunto pimentonero llegó a ponerse 1-3. A diez minutos para el final el Sporting acortó distancias y arrinconó al Murcia en su área, que aguantó estoicamente la renta para conseguir la victoria y auparse en la parte alta de la tabla con cuatro puntos en dos partidos.
Gustavo Siviero planteó un partido muy táctico, con un equipo claramente ofensivo y compensado en el centro del campo. Javi Jiménez en la portería lucía la camiseta del Real Murcia del año pasado, pero el equipo poco o nada se parecía al de otras campañas. Siviero siempre ha mantenido que su propuesta futbolística era la de un equipo protagonista, que propone cosas. Así fue en Gijón. El Real Murcia salió a por el partido con la pelota en los pies, triangulando, elaborando jugadas con criterio, bien posicionado? cuando el equipo se estaba entonando llegó el primer mazazo. Grégory remató de media chilena un córner, Javi Jiménez logró a despejar el balón, que cayó a las botas de Bilic, que no perdonó y marcó a bocajarro el primer tanto de la tarde.
Con el 1-0 la generosa propuesta futbolística del equipo murciano no se resintió y a los 12 minutos de juego, Niko ?Rusito? Martínez decidió que era la hora para su irrupción en el panorama futbolístico europeo. Con gran maestría, controló el balón en el centro del campo, lo dirigió pegadito al pie, se fue de tres defensas y en presencia del cuarto zaguero, miró la portería, armó la pierna y cruzó el balón al palo contrario evitando la estirada del meta Juan Pablo. He ahí sus credenciales.
Con el empate, el Real Murcia se desmelenó. Matilla y Emilio se hacían con el control del centro del campo mientras que el Sporting apena inquietaba la portería de Javi Jiménez con tiros lejanos de De las Cuevas o con los remates del siempre insistente Mate Bilic. Pese a los desajustes defensivos granas, el Murcia dominaba en muchas fases del juego. El poderío físico de Nafti sumado a su criterio a la hora de sacar el balón jugado obligaba a recular al Sporting, que sufrió más de la cuenta para frenar las acometidas de Kike y Cristian García. Los delanteros granas, con más ímpetu que calidad sacaron los colores a la defensa sportinguista en más de una ocasión y solo la falta de precisión privó a los murcianos de adelantarse en el marcador antes del minuto 20.
Cases, Carmelo o De las Cuevas llevaban la iniciativa por momentos. Todos sus centros buscaban a Bilic y el delantero croata a punto estuvo de marcar en varias ocasiones. El partido tenía una intensidad impropia de estas fechas. Buena culpa de ello hay que atribuírsela al profesor Alfano, preparador físico del Real Murcia. El asedio a la portería de Juan Pablo no vio la recompensa de gol, no obstante, para deleite de los aficionados murcianistas, los visitantes triangulaban a sus anchas, empequeñeciendo a todo un recién descendido como el Sporting ante su afición. El ritmo era de locos y a la media habían sucedido más cosas que en todo el partido contra el Córdoba, pero todavía quedaba lo más intenso. El Sporting de Gijón sacó petróleo en un pase en profundidad a Bilic. El delantero encontró un pasillo en la frontal del área grana y es derribado por Óscar. El árbitro zanjó la jugada con roja para el capitán grana y lanzamiento de falta desde la frontal. Fue el propio Bilic quien ejecutó el golpe franco. Javi Jiménez repelió el balón sin problemas. El Real Murcia pasó bastantes apuros con un jugador menos. Siviero colocó al central Jorge en el lateral izquierdo y retrasó la posición de Nafti al centro de la zaga, lo que impedía que el Murcia elaborase fútbol. Al filo del descanso, Siviero sentó a Niko Martínez para dar entrada a Mario Marín y reordenar la defensa. La apuesta salió bien.
Tras el descanso, el Murcia volvió por la senda del buen fútbol y encontró el premio en los primeros compases de la reanudación. Un error de Trejo en la salida del balón derivó en el 1-2, obra de Matilla. El jugador toledano recogió fuera del área el balón mal despejado por la defensa sportinguista, avanzó unos metros y acomodó el cuerpo para pegarle con la izquierda al palo contrario, donde nadie llega.
El Murcia le había dado la vuelta al marcador con un jugador menos. Los dos goles, marcados por dos de los fichajes de más renombre, devolvían la ilusión al murcianismo. En pleno éxtasis pimentonero llegó el tercero. Cristian García, cuya brega no se discute nunca, luchó hasta la extenuación un balón en el área rival. La insistencia del Ruso hizo que la pelota cayese a los pies de Kike García, que no dudó en enviarla a la escuadra con el interior de su pie derecho.
El fútbol del Real Murcia destilaba muchos quilates. La calidad y el poderío físico hacían olvidar por momentos la inferioridad numérica. Pero el Sporting no había bajado del todo los brazos. Un equipo que tiene en el césped a jugadores de la talla de Bilic nunca está del todo muerto y así lo demostró. Las intermitentes acometidas de De las Cuevas o Casas y el omnipresente Bilic no daban tregua a la pareja de centrales del Real Murcia. La contundencia de Mauro Dos Santos y la buena colocación de Jorge no siempre eran suficientes. Por suerte, Javi Jiménez estaba siempre atento a los errores de su zaga. El partido se hacía largo. El desgaste físico obligaba a racanear en ciertas fases del juego. A perder esos segunditos de forma díscola. A fin de cuentas, a que pasara el tiempo rápido. Eddy salió por Kike García cuando todavía faltaba media hora de partido. El delantero, que se dolía de su tobillo derecho, se retiró andando del terreno de juego. Con la entrada del canterano, el Murcia ganó músculo en la medular, aunque su candidez en los minutos finales hizo que el Sporting ganara esa parcela en más de una ocasión.
Murias movió el banquillo local con acierto. Trejo, poco acertado durante todo el partido, fue sustituido por Muñiz, la nueva esperanza de Mareo. Guerrero, que había salido tras el descanso por Grégory, y Carmona, fichado del Barcelona B, dieron un nuevo aire al equipo durante los minutos finales. El Sporting lo intentaba con más casta que fútbol, pero eso era suficiente para llegar a los dominios de Javi Jiménez. Se notaba el desgaste en los de Siviero y, pese a no perder la cara ni un instante al partido, recularon lo suficiente como para que el Sporting les metiera el miedo en el cuerpo haciendo el 2-3. El gol, precisamente de Muñiz, disparó las alarmas. Jiménez vio amarilla por perder tiempo. Chando, que había salido por el Ruso, aguantaba balones arriba con criterio y el reloj, lejos de correr hacía el minuto noventa, alargaba la agonía. El Murcia no renunció a sus principios mientras aguantó la gasolina, pero jugar una segunda parte de 49 minutos con un hombre menos fue una lucha titánica. El pitido final, liberó la tensión de Siviero y sus pupilos, que regresan a la capital del Segura mucho más curtidos, con tres puntos que saben a gloria y elaborando un fútbol vistoso que sí ilusiona al aficionado.