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Franz Beckenbauer
-Señor Beckenbauer, usted fue una gran figura del Bayern durante casi dos décadas. ¿Su relación con los muniqueses estaba escrita en las estrellas?
-Mire, cuando, con 13 años, mi equipo de entonces, el 1906 Múnich, suprimió su sección de infantiles, muchos de los niños que, como yo, se quedaron sin equipo se marcharon al 1860 Múnich, el club de Giesing, mi barrio. Pero yo decidí marcharme al Bayern porque en uno de mis últimos partidos con el 1906, me peleé con un jugador del 1860 Múnich. El Bayern de Múnich era mi destino.
-Aquellos eran otros tiempos, ¿no?
-Totalmente. Cuando empecé, el semi-profesionalismo todavía se estilaba en Alemania. Por ejemplo, en el Hamburgo, Uwe Seeler combinaba su carrera con un trabajo como representante de Adidas. Y en mi primer año en la Bundesliga (1965-66), yo trabajaba a tiempo parcial tomando medidas de rollos de tela en una firma de alta costura.
-Pues es verdad, eso no se ve actualmente?
-Hacíamos las cosas de otro modo entonces. Viajábamos en coches-cama en los trenes, dormíamos en pensiones en lugar de hoteles de cinco estrellas y las comidas de antes de los partidos estaban muy lejos de lo dietéticamente correcto.
-¿Cree usted que los futbolistas cobran demasiado actualmente?
-El fútbol de hoy forma parte de la industria del entretenimiento. Los jugadores pueden hacerse famosos muy rápidamente y cobrar grandes cantidades, pero no les envidio sus fortunas, porque todo es relativo. En mis tiempos en el Bayern todo el mundo decía que las primas que cobrábamos por cada victoria en partido europeo eran escandalosas. Hoy aquellas cantidades serían ridículas.
-¿Con qué partido se quedó más satisfecho?
-Con el triunfo por 1-3 de la RFA sobre Inglaterra en los cuartos de la Euro 72. Fue nuestra primera victoria en Wembley, en una de esas noches en las que todo funciona. Combinamos con clase, demostramos fuerza y aprovechamos nuestras oportunidades. Netzer estuvo magnífico y, seis años después de nuestra desgraciada derrota ante Inglaterra en la final del Mundial 66, pudimos vengarnos.
"Jugar el Mundial 66 con tan sólo 20 años fue emocionante"
-¿Cuál fue su experiencia más humillante?
-Quizás algunos aficionados del Bayern recuerden nuestra derrota por 7-4 en Kaiserslautern en 1973, después de estar ganando por 1-4. En mi última temporada en el club (1976-77), vivimos la peor tarde de todas, un 7-0 en casa ante el Schalke.
-¿Y cuál fue su mejor recuerdo?
-Jugar el Mundial de 1966 con tan solo 20 años fue emocionante, teniendo en cuenta que debuté con la selección solo algunos meses antes.
-A principios de los setenta revolucionó usted el juego pasando a convertirse en un líbero ofensivo. ¿Fue idea suya?
-Pues sí. Observé cómo Facchetti, del Inter, subía regularmente para marcar goles, y pensé que yo podía hacer lo mismo desde mi posición. Como líbero tenía todo el terreno por delante y podía internarme en el centro del campo cuando lo creía conveniente.
-Pero ello conllevaba riesgos, ¿no?
-Sí, nos podían pillar al contraataque, pero ese riesgo se superaba con el hombre de más que teníamos en el centro del campo. El concepto de 'líbero ofensivo' me iba como anillo al dedo. De pequeño yo era un goleador, tenía sangre de delantero...
-¿A qué jugadores de los últimos cincuenta años ha admirado usted más?
-Mire, fueron dos los factores que hicieron que fichara por el New York Cosmos en 1977. El primero fue un inolvidable paseo en helicóptero sobrevolando la ciudad, cortesía de la directiva del club...
-¿Y el segundo?
-Fue el poder jugar en el mismo equipo que Pelé, el mejor jugador de la historia. Era diez veces más hábil que los demás, no era egoísta y era un líder tremendo. El Brasil campeón del Mundo en 1970 nunca será igualado y Pelé era el alma de ese equipo.
-¿Quiénes fueron los que más le influenciaron en su carrera?
-Siempre estaré en deuda con Robert Schwan, que en paz descanse, y que fue mi manager personal durante tantos años. Schwan, que también fue manager general del Bayern, era muy listo y me trató siempre como a un hijo. También le tengo que dar las gracias a Tschik Cajkovski, el entrenador que me dio la primera oportunidad en el Bayern, escogiéndome para jugar los ?play off? de la Bundesliga en 1965. Y guardo el mismo respeto y admiración para el que fuera mi seleccionador, Helmut Schon, una excelente persona.
-¿Cree que el fútbol de hoy es mejor que el de su época?
-No soy de los que piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor. Para mí el fútbol de hoy no es que sea ni mejor ni peor que el de mis tiempos, tan sólo es diferente. No creo que nadie dude de que el juego es más rápido y más atlético actualmente. Los futbolistas no tienen demasiado espacio y el balón está durante menos tiempo en los pies del jugador.
-Es otro fútbol?
-Las mentalidades han evolucionado: en los sesenta y setenta, la idea era ir para adelante y encontrar el camino más corto a gol. En cambio ahora las cosas son distintas, la prioridad es mantener la posesión y hacer circular constantemente el balón.
-Si pudiera volver a empezar desde cero, ¿haría algo de manera diferente?
-No. Tuve una carrera deportiva como nunca pude haber imaginado y pude vivir experiencias maravillosas. Como la de ser el capitán de la RFA campeona del Mundo en 1974, además de ganar tres Copas de Europa con el Bayern y ser el seleccionador de los campeones del Mundo en 1990.
-No está nada mal...
-También tuve el honor de ser el presidente del comité organizador del Mundial 2006. He viajado por todo el mundo y he conocido a gente extraordinaria. También viví momentos duros, como es normal. En mis inicios en el Bayern era un chico bastante difícil y estuve cerca de no ser aceptado en el primer equipo. Pero no cambiaría nada.