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Imagen subida por: templario2009
Junto a Marc Valiente, es el único futbolista de la productiva camada del 87 que no ha llegado a triunfar. Víctor era el que más expectativas generaba mientras un tal Messi, del que no se esperaba tanto, tiene tres Balones de Oro en su vitrina.
Hace 10 años, uno podía ir a las instalaciones del Mini Estadi para ver a una de las mejores generaciones de futbolistas que han pasado por La Masia. Se trata de la generación de 1987 y estaba integrada por una columna vertebral de ensueño formada por Marc Valiente, Gerard Piqué, Cesc Fàbregas, Leo Messi y Víctor Vázquez.
Este quinteto de promesas reinaba en Catalunya y puntualmente en España en la categoría de cadete. Sin embargo, en apenas dos años, el fútbol base azulgrana perdió a dos vértebras imprescindibles de la columna. Primero fue Cesc, el cerebro en el centro del campo de la camada del 87, que fichó por el Arsenal, donde debutó, creció, triunfó y regresó al Camp Nou por la puerta grande.
Después fue Piqué, el gran central con vocación ofensiva de la hornada, que firmó un contrato profesional con el Manchester United con el mismo objetivo que Cesc, triunfar en Inglaterra para regresar algún día a la Ciudad Condal. También lo consiguió y ahora es un futbolista imprescindible para el primer equipo culé.
En La Masia quedaron tres de los cinco y, a día de hoy, solo uno ha logrado consolidarse en el primer equipo y ¡de qué manera!. No obstante, cuando Cesc y Piqué emigraron, el jugador que generaba más expectativas no era Messi, sino Víctor Vázquez, un jugador que por trayectoria y rendimiento en las categorías inferiores, ha sido la gran decepción de una camada que hoy en día abastece ricamente al primer equipo con tres jugadores de primera línea mundial, especialmente Messi, que con solo 24 años ya es uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos a la altura de Johan Cruyff, Pelé, Zinedine Zidane o Diego Armando Maradona.
Y es que Víctor Vázquez es un jugador al que le ha traicionado la suerte. Delantero centro y máximo goleador de la generación del 87, era la última vértebra y referente en ataque de una columna vertebral que se iniciaba con Valiente y Piqué como pareja de centrales, Cesc como elemento creativo y Messi como enganche y con unos registros goleadores que no podían precedir ni mucho menos los que tienen lugar hoy en día en la élite.
El drama de las lesiones
Procedente de la Damm y tras pasar por todas las categorías desde los nueve años, Vázquez debutó como profesional en el Barcelona C, tercer equipo de la entidad barcelonista hoy extinguido, y al año siguiente ya pasó a integrar la plantilla del Barcelona B, donde residió durante cinco campañas alternando puntuales participaciones y entrenamientos con el primer equipo siempre condicionadas e interrumpidas por las lesiones, el mayor enemigo del futbolista, que le han perseguido hasta truncar la carrera de un polivalente atacante que iba para crack.
Su estancia en el Barça B le sirvió al delantero barcelonés para asentarse en diferentes posiciones del ataque. Los dos lados del extremo y la punta de ataque fueron sus posiciones más habituales, pero en la campaña del ascenso a Segunda División A de la mano de Luis Enrique Martínez, Vázquez fue una pieza clave en la zona de creación del filial, donde demostró un agudo criterio con el balón, una enorme visión de juego y mucha sutileza en dar el último pase.
Vista la cercanía a los 25 años, Vázquez decidió abandonar el Barça para enrolarse en las filas del Brujas de la Liga belga. En tierras flamencas han vuelto a respetarle las lesiones y ha firmado una de sus mejores campañas desde que debutó como profesional en 2005. Siete dianas en 47 encuentros ha sido la marca del primero de los dos miembros de la camada del 87 que no han logrado, de momento, triunfar en el Camp Nou. Marc Valiente, al igual que Víctor, también llegó a debutar con el primer equipo, pero en la actualidad sigue lejos de los rascacielos del fútbol puesto que defiende la camiseta del Valladolid, donde está a punto de recuperar la división de honor del fútbol español como central titular e indiscutible.