VALENCIA CF cumple 92 años de historia

«Pío en la portería (que era carnicero), Álvaro, Juan Ramón, Bertoli, Iturraspe, Botana, Lelé, Poli, Mundo, Amadeo y Doménech». Han pasado 72 años de aquel once inicial, pero José Benet no lo olvida: «Aunque era 1939, lo recuerdo como si fuera ayer. Mi padre me llevaba de la mano al fútbol. Él amaba este deporte».

Hoy, 18 de marzo, se cumplen 92 años de la fundación del Valencia. Tuvo lugar en el centro de la capital del Turia, en el bar Torino. Un grupo de amigos decidieron crear un club de fútbol. Había dos candidatos a ser presidente del equipo: Octavio Augusto Milego Díaz y Gonzalo Medina Pernás. El máximo mandatario del club estaría en manos del azar. Una moneda lanzada al aire sirvió para decidir qué presidente sería el primero. El segundo se quedó con la parcela de la comisión constituyente y festejos.

Allí, en el número cuatro de la calle Barcelonina, una placa colocada por la Tertulia Torino conmemora el nacimiento del Valencia CF. A pocos mentros del entonces bar Torino, Benet explicaba ayer cómo su padre grabó a fuego en su corazón los colores blanquinegros: «Mi sentimiento es de amor al club, no a los jugadores. Los futbolistas, como dijo Manuel Llorente, cambian, como también los presidentes, pero el ente es lo que perdura». Y precisamente en la difícil coyuntura que vive ahora el club es cuando, según el seguidor más veterano, se debe demostrar la pasión por los colores del Valencia: «La incertidumbre por la que está pasando la entidad es muy dura. Pero los seguidores apoyamos. En la ampliación de capital la gente se volcó. Responde bien a la llamada del club. La afición tiene un sentimiento de amor profundo, como cuando marcan a las reses con un hierro. A nosotros nos han marcado el alma a fuego con los colores blanquinegros». Del lugar de culto de los seguidores de la entidad, Mestalla, Benet también guarda recuerdos: «Antes el campo tenía sólo tres gradas y Mundo, que chutaba muy fuerte, sacaba el esférico fuera del estadio. Allí, había un empleado del club esperando para recoger el balón, porque entonces eran muy caros, no como los de ahora que parecen de plástico». Lo que no ha cambiado es su manera de vivir el fútbol: «Soy muy tranquilo, me siento en mi butaca y no me levanto. No grito, ni insulto. Controlo las emociones y los sentimientos que vivo». Sí que le sale la vena «más forofa» con las decisiones arbitrales: «Ahí sí que no me aguanto. Necesitamos más fuerza en Madrid. Yo desde que voy a Mestalla no he visto a ningún árbitro que nos haya pitado bien. Me acuerdo de un penalti que pitó Guruceta ante el Madrid que fue escandaloso. Se los sacan de la manga».

Benet cumplirá 80 años el 18 de septiembre y para él el momento más triste como aficionado del Valencia fue «cuando se bajó a segunda. También lo pasé muy mal en un partido de Copa contra el Athletic. Marcó Gaínza en la segunda prórroga. Salimos tristísimos». ¿Y el más feliz?: «Ha habido algunos recientemente, porque el pasado queda permanente en la memoria aunque dormido. Me refiero a los títulos ganados en la época de Ortí».

Aunque es «muy amigo» del de Aldaya, destaca la labor de otros presidente: «Luis Casanova fue el que hizo grande al Valencia de los 40 a los 50 ganando tres ligas y dos copas. También Arturo Tuzón, porque cogió al Valencia en Segunda y lo puso en Primera. Llorente tomó al club en un momento también muy delicado, pero ha sabido mantenerlo con la ayuda de las instituciones, que han permitido que financieramente el Valencia pudiera sostenerse con avales para que, con los préstamos, pudieran ir soslayando la deuda que aún nos queda. De Soler, siempre estuvo mal asesorado».

Respecto a los centenares de futbolistas que ha visto jugar defendiendo la elástica blanquinegra, no puede quedarse con unos cuantos: «Destacaría a Wilkes, que dejó sentado a Kubala en un partido. A Kempes, que hacía diabluras con su pierna izquierda, rozaba el balón y maravillaba. Pero lo más importante es que el jugador sienta el escudo; el que en lugar de llevarlo tenga un euro ahí grabado, a la calle». Dentro de ocho años, en el centenario, Benet espera sobre todo una cosa: «Que el Valencia haya salido del barranco en que se encuentra. Y que los actos sean sobre todo solemnes. Es un toque ha faltado a los del 90 aniversario y en la inauguración de la exposición del Valencia».