Manuel Cedenilla vuelve así a jugar al fútbol

Vamos, Cede!», se oye desde la grada, rompiendo una armonía de aplausos que dura casi un minuto. Más de 100 personas ovacionan en el campo 5 de Valdebebas a un chaval de 16 años que sale en el minuto 16 de la segunda parte con el dorsal 16 a la espalda.
Manuel Cedenilla vuelve así a jugar al fútbol. Por primera vez en la temporada. Por primera vez desde que el médico le dio la mala noticia. A finales del mes de julio se hizo público que el cadete blanco padecía cáncer.
Tuvo que parar, fue operado y recibió quimioterapia. Su foto con la cabeza rapada luce junto al resto de imágenes de los canteranos en una pared de Valdebebas. Nunca dejó de formar parte del Cadete A y sus compañeros de la Ciudad Deportiva le mostraron siempre su apoyo.
En las redes sociales no dejó nunca de sonreír. Compartía las buenas noticias que le daban los médicos con las miles de personas que viven pendientes de su mejoría. Así, en noviembre recibió la última sesión de quimioterapia y en diciembre marcó el mejor gol de su vida: «La mejor noticia que me podían dar: Estoy curado, ya no hay cáncer, ya no hay nada. La operación salió genial y me quitaron todo y ya se acabó», escribió el talaverano en las redes sociales.
Desde entonces sólo tenía un objetivo: volver a jugar. El pelo creció, el buen color volvió a su piel y la fuerza a sus piernas. Y por fin, el pasado jueves, su técnico Rubén de la Red le convocó para el partido de ayer, ante el Moratalaz.
Aunque no fue titular, todo el partido giraba en torno a él. Cuándo saldría, cómo estaría, qué momento tan emotivo se viviría... En la grada, el grupo de madres de las jóvenes estrellas madridistas preparaba el terreno. «Está muy guapo, cómo mejora de una semana a otra», decían, mientras bromeaban con la madre del chaval:«Tengo preparado el paquete de pañuelos, ¿vas a necesitar más?».
En el campo, sus compañeros hacían los deberes. Y en el descanso se empezó a preparar. Mientras calentaba con su amigo Manu Hernando se iba viniendo arriba. La zurda respondía, el corazón se aceleraba.
Con 3-0, De la Red no le hizo esperar más. Se quitó el peto, el chándal y se puso en la línea de banda, entre los dos campos. En el banquillo se quedaba todo lo malo, la pesadilla de los últimos meses, tantas jornadas sin pisar el césped. Estaba a un paso de jugar el primer partido de su nueva vida, de la que ha gastado apenas un par de meses.
Mientras daba sus primeros pasos sobre el verde, la grada se vino abajo. Familiares de compañeros, de contrarios, ojeadores, aficionados y habituales de Valdebebas se pusieron en pie para homenajear al niño que un día fue el mejor del torneo de Navidad de Arona de 2010.
Cedenilla salió con ganas de sudar todo el sufrimiento y en los 25 minutos que jugó demostró que ha vuelto para quedarse, para cumplir los sueños que el cáncer no pudo borrar. Ha ganado el partido de su vida para llenar su vida de partidos.