Chelsea 1-2 Sunderland: El colista aleja a Mourinho de la Premier.

Se presumían siete días que ni la Semana Trágica de Barcelona para el Sunderland, ahogado por los resultados, hundido en el fondo de la Premier League, y los de Poyet los han acabado convertido en su particular semana fantástica. Primero, empatando contra el City -mereciendo ganar-; segundo, tumbando al Chelsea de Mourinho en Stamford Bridge (1-2). Un dato sobresale para dar lustre a la gesta: Mourinho no había perdido ni uno solo de sus 77 partidos anteriores en el banquillo local de Stamford Bridge. Más que admirable el registro; más que elogiable la proeza de los chicos de Poyet.

Y eso que los de Mourinho, con el empate del Sunderland ante el City, habían tenido su particular 'que viene el lobo'. Mourinho dio descanso a David Luiz y a Lampard pensando en la Champions y se vio obligado a hacer lo propio con Cech, que se perdió el duelo por un inoportuno virus. Pero el aviso estaba ahí: no sería fácil. Por ello, el Chelsea salió a mandar, con más toque que profundidad. Y el Sunderland, tan a gusto, esperando la suya. La que llegó primero, no obstante, fue la de los locales: a la salida de un córner, en el área pequeña, Eto'o olió sangre y sació su apetito: 1-0. El africano será el pichichi del asilo.

No tardó en llegar la reacción del Sunderland, que empató en el 19', sólo siete minutos después, cuando Alonso, más solo que la una, recibió un balón en la frontal desde el saque de córner, controló, chutó y encontró la colaboración de Schwazer, que dejó en el área un caramelo que bien saboreó Wickham: 1-1. El Chelsea esperó hasta el 37' para poner la directa. Desde entonces y hasta el descanso, diluviaron ocasiones claras: Ivanovic, de cabeza, se encontró con Mannone y el larguero; el portero italiano también desbarató dos claros tiros de Matic y Salah, como hizo poco después ante Willian. Antes del descanso, sólo quedó tiempo para que Ramires le diera, sin balón de por medio y ante la mirada del colegiado, un insultante manotazo a Larsson que debió ser roja. Árbitros: entiéndanlos... si pueden.

Querer y no poder
A ninguno de los dos equipos le valía el punto y ninguno de los dos varió su estilo. El Chelsea siguió confiando en que la suprema calidad de sus jugadores saliese a pasear para decidir y el Sunderland apeló a la contra, al balón parado o, directamente, a un milagro. Los de Poyet apenas pisaban campo rival, pero tampoco tuvieron sudores fríos por ello.

Eto'o, al que el físico pasó factura tras el descanso, pudo sumar su última aportación a la causa en una contra iniciada y lanzada magistralmente por Willian, pero el chut del camerunés se marchó cerca del palo izquierdo de Mannone. Mourinho apostó por Ba, al que le sumó más tarde a Torres, pero era más fácil encontrar una aguja en un pajar que un gol entre las botas de su plantilla. Las intenciones no eran malas; los resultados, sí. El citado Ba no supo acertar en posición de clase preferente en el área tras una pared de fantasía con Willian. Quedaban 24 minutos y esa iba a ser la más clara de un Chelsea en el que Azpilicueta fue de lo mejor en ataque. Poco más de un tiro de Schurrle y un cabezazo manso de Torres hubo.

Mientras el Chelsea caía en la cuenta de que lo suyo era un querer y no poder, el Sunderland se asomó por zona de gol casi sin querer, como por descuido. En el 81', Azpilicueta se resbaló en la salida de balón, Altidore le robó la cartera y, tras rehacerse, el lateral hacía un 'penaltito' que transformó Borini: 1-2.

El tiempo valía oro, pero Rui Faria, desatado, se permitió derrochar un poco al irse a por el árbitro mientras los granos de arena seguían cayendo... El Chelsea lo intentó con fe, que es lo que demostró colgando balón frontal tras balón frontal pese a ver que no suponía detrimento alguno en la defensa rival. Así se llegó al final, con un heroico Sunderland que ha sobrevivido a una semana que parecía diseñada para firmar su sentencia en la Premier, y con un Chelsea que se queda a dos puntos del Liverpool con un partido menos que los de Rodgers. Así es el fútbol: el colista aleja de la Premier al Chelsea de Mourinho.